martes, marzo 22, 2011

Un viajecito

Así que decidí tomarme unas vacaciones. El estrés, una oferta y las amistades decidieron que yo finalmente me aleje unos cuantos kilómetros de mi tierra para no llegarla a odiar.

La planificación de este viaje iba ser tortuosa por el proceso de CADIVI. Yo me lo llegué a creer, pero eso no pasó, se volvió increiblemente dramático cuando mi banco (Banesco) me puso obstáculos una y otra vez con sus errores de sistemas y mala atención al cliente. Para mí, problemas que se resumen en un pésimo manejo de la gerencia de recursos humanos.

Ayer salí del Aeropuerto Internacional de Maiquetía. Mi vuelo de Conviasa fue cancelado porque el avión lo dedicaron a repatriar a venezolanos en Japón. Así que nos transfirieron a todos los pasajeros a otra aerolínea.

Llegué cinco horas y media antes al aeropuerto. Y pensé que tendría tiempo para mirar al techo, comer moscas, para hacer un coño, pero no. Al parecer tengo cara de mula, mi característica de viajero era el cliché: Joven, soltero, barba a medio dejar (o barba a medio salir, o barba de lampiño).

Me detuvieron una primera vez. Fue un guardia nacional muy cortez me llevó con otro también muy amable, quien después de un largo cuestionario me pidió que dejará todas mis pertenencias en una habitación a la que me habían llevado y luego me escoltó hasta el sector de una máquina de rastreo corporal.

Este guardia de apellido Camejo, me dejó con otros funcionarios quienes eran los técnicos del aparato en cuestión. Dio como resultado "negativo", no me llama la atención eso de tragarse latex.

Luego llenar planillas, firmar papeles, ir por mis pertenencias. Todo bajo control, nadie se robó nada y la atención fue bastante cordial, como debe ser "caballero" "buenos días" "disculpe la molestia" "Que tenga buen viaje".

Voy a chequearme. Me vuelven a parar. Lo convenzo de que me acaban de registrar todo y me deja pasar. Sin embargo, más adelante, soy obligado a abrir de nuevo la maleta. No hay drogas, sólo son chocolates y ron. Dejo la maleta en la aereolínea.

En inmigración me detiene otro guardia nacional. Este tenía pinta de chivo. Casi no me miraba a los ojos, hablaba muy distante y educado. Parecia a López Contreras. Le dije que ya me habían pasado por el "Body Scanning", me hizo muchas preguntas para saber si conocía el aparato, preguntaba cómo se movía, para saber si era verdad lo que decía. Esta versión de López Contreras me creyó.

En sala de embarque me llaman por el parlante. Mi maleta es sospechosa nuevamente. Me ponen una chaqueta especial y soy llevado a un sitio de seguridad abajo en la pista de aterrizaje, escoltado por una funcionaria de la aereolínea. Pasamos varios sistemas de seguridad y aquí ya los policías no son nada agradables, sino todo lo contrario.

Abrimos las maletas y cero drogas.

Partimos. Buen vuelo. Estuve leyéndome un guión de un proyecto. Estuve muy entretenido. Es un buen guión.

Llegué a Barajas a las 8am hora española. Estaba realmente preocupado, los agentes de inmigración españoles tienen mala fama. Los venezolanos y los argentinos no somos tan queridos por ellos en estos momentos, sin embargo la funcionaria me dio buena espina. "-¿Cuál es su ocupación? - Comunicador Social. - ¿Comunica.... qué? -Periodista. -Bienvenido a España."

Frío, 13 grados. Linda tecnología en el metro. Muchos mendigos en la calle, en el Metro. Mucha gente bien vestida. Mujeres hermosas o todas con leggins, que es lo mismo para mí. Primavera es una buena temporada.

Me quedé sin conexión a Internet desde cualquier movil. Movistar me dijo que no tendría problemas conectándome, pero sí tengo problemas y mi backup (celular con Wifi) no quiere conectarse a ninguna red española.

Es bueno reencontrarse con amistades con tiempo sin ver. Es genial. Ahora a dormir un ratico y luego a por unas cervezas.

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