martes, agosto 29, 2006

Miranda fuera de La Carraca

Cuando me enteré que Luis Fernández haría de Miranda me desilusioné un poco con la idea de ir al cine para ver esta película. Él representaba para mí, lo que se ha criticado mucho a nivel de actuación dentro del cine venezolano, el hecho de que no se termina de separar la actuación de televisión y la de cine. Y pues la verdad no me ha parecido buen actor las veces que me lo he topado en la TV. Sin embargo me sorprendió que fuera una de las mejores actuaciones de este filme de Diego Risquez.

Las actuaciones requerían fingir acentos como el inglés y el francés, cosa que Luis Fernández pudo lograr y convencernos de que un dialogo se hizo en francés (o inglés) a pesar de que no sepamos nada de ese idioma.

Ahora bien, hay un serio problema con eso de los acentos. Gringos, ingleses, franceses, rusos y hasta jamaiquinos hablando español, sinceramente cuesta creer que todos estos no son venezolanos. Tal vez sea un problema de guión y de actuación. Malas actuaciones de quienes fingen ser extranjeros y malos diálogos que intentan hacer que los extranjeros en su propio territorio olviden su acento (ruso, francés, inglés, estadounidense o jamaiquino). Ni Ruddy Rodríguez, ni Anabella Troconis me dieron la sensación de que eran europeas, por solo citar algunas actuaciones.

Luis Fernández, Anabella Troconis y una niña que no sé como se llama.

Por otro lado (y aquí encuentro el primer problema técnico que hace muy grave entender los diálogos con acentos raros) la película tiene algunos problemas de sonido. Cosa que me resulta difícil de creer, ya que Stefano Gramitto (jefe de esta área) ha hecho trabajos muy buenos en otras oportunidades y ha contribuido en sacar a nuestra cinematografía del acartonado estereofónico, en el que casi no se escuchaba a los actores.

Cezary Jaworski dejó un buen trabajo. Colores nítidos y de una gama muy amplia. Uso adecuado de buena iluminación en casi todos los escenarios. En fin un trabajo a nivel fotográfico muy bueno, que fue el que originalmente me motivó tanto a ver la película.

Me pareció que la “escena a juro”, era aquella en la que se ve firmando el acta de la independencia a Luis Chataing, Tarek William Saab, Pedro León Zapata y Tulio Hernández. Digo “escena a juro” pues me pareció forzada. Pudieron haber sido actores de verdad que no causaran tanta distracción, pero Risquez lo quiso así para dar un ejemplo de tolerancia política para nuestra actualidad.

Con apoyo de empresas del estado y algunas privadas, Miranda de Diego Risquez se estrenó en 35 salas de cines en todo el país y he leído por ahí que superó en taquilla a Superman, dato que estoy corroborando aún, pero que de ser cierto creo que el cine venezolano va bien. Falta ver cómo les irá en los próximos meses a Elipsis y Cyrano Fernández.

sábado, agosto 26, 2006

Otro Don

Yo podría ser Padrino, estoy seguro que sí. Tengo la seriedad, el temperamento, la agudeza para determinar cuándo hay que desaparecer algo ...o a alguien…(¡ups! mi teclado y sus comentarios). Sé que tengo el suficiente carisma como para hacer negocios y tratos con otras familias y así no poner en riesgo el futuro de los nuestros. Pero todo eso no será así, no todavía. Por ahora me convierto en padrino, una versión algo alejada a la de Don Vito. Más que una tradición católica es un ritual espiritual muy personal y modificado a mi manera y a mi gusto, dónde asumo el rol de ser padre de una criatura que tiene mi sangre y que estaría conectado conmigo a nivel espiritual.

A partir de aquí, para no aburrirlos con mis percepción de lo que para muchos será un simple bautizo, diré que sí fantaseo con ser un Capo, no del tipo colombiano (drogas, camisas abiertas hasta el pecho, guayas de oro y aceite Menen en la frente y pelo), más bien algo relacionado a empresas y evasión de impuestos, algo sencillo y común.

En fin, sería un gesto muy importante para mí y para la familia, que agregaran de vez en cuando la palabra “Don” al referirse a Fabricio. Es decir, Don Fabricio, para que quede más claro.

sábado, agosto 12, 2006

Fotos en B/N 2001

De nuevo ocurrió. Busqué en mis fotos viejas algunas de las cuales no me avergüenzo. En esta oportunidad son en blanco y negro y la mayoría fue tomada en Mayo del 2001.

Gracias a las personas que modelaron para estas fotos, aunque debo decir que fue Ammie la que más hizo de modelo, pues el resto fue capturado espontáneamente.

Al señor del sombrero (que más nunca vi) estaba sentado hablando con un grupo de amigos en una plaza en La Grita, Estado Táchira, por supuesto que hubo chalequeo de parte de sus panas.

Los demás son Flor (mi madre) y Ángel Fernando (mi abuelo materno).

Ammie Ferland


Señor del sombrero


Flor Elisa


Ángel Fernando

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viernes, agosto 04, 2006

Mi oración murmurada para este fin

Un par de días, si se puede más. Ron cubano, tabaco, cacao y reggae, preferiblemente de Bob Marley. Diosas casi humanas, medio amazónicas y caribeñas, todo un pastiche exótico que mueven mi bote por el mar al ritmo de sus caderas, de la cuales le cuelgan faldas de palmera. Dejándome perdido entre bahías escondidas y sorprendiéndome a su vez con sus toques gloriosos que iluminarán los días de la costa y que en la noche saldrán para seducir el aire lleno de salitre que desearé recordar como una foto vieja y borrosa de una postal digital que se deja oler.
Entonces mejor sólo por tres días, si se puede más.

jueves, agosto 03, 2006

Apartheid radial

Desde hace algún tiempo se exigió un certificado de locución para poder salir al aire como moderador de un programa. Todavía en la mayoría de las radios se mantiene esa exigencia, no importa si eres comunicador social o si casi vas terminando la carrera, sencillamente debes tener el certificado para hacer, por ejemplo: cuñas.

Ahora bien, conseguir el bendito (o maldito) certificado no es cosa fácil. Tienes que presentar un examen en la Universidad Central o en La Universidad del Zulia, pagar casi un millón de bolívares y si pasas la prueba te certifican. Luego pues, haces uso del pedazo de papel que todavía algunas radios del país le exigen a los comunicadores para poder participar en ellas.

Si te gradúas en Comunicación Social habrás pasado por la cátedra de producción de radio, mejor conocida como: radio. Por ende estuviste todo un año, o al menos un semestre, estudiando a la radio (AM, FM, satelital, Web o lo que sea). Sin embargo tienes que pagar casi un millón de bolívares o quizás más (todo depende de tus viáticos para Caracas o Maracaibo –ciudades donde se presentan las pruebas-) para poder asistir al curso y así obtener tu pedazo de papel.

Este curso, el cual es obligatorio para presentar el examen, tiene exactamente los mismos tópicos que encuentras en el pensum de la carrera entera, pero al parecer, para quienes otorgan estos certificados, tu año de radio no fue sino basura.

Lo más extraños de todo es que el Colegio de Periodista proteste últimamente por lo que ellos consideran coacción a la libertad de expresión, pero no haya hecho una revisión de este vicio que se ha creado en torno a los certificados de locución y que ellos pudiesen ayudar a solucionar muy rápidamente.

Todo esto genera suspicacia. Un colegio de Periodistas que no protege ese derecho que tiene sus profesionales para ejercer la locución y unas escuelas que acaparan la ventas de unos pedazos de papel que te certifican para hablar a través de la radio.

Lamento mucho si este post suena a protesta egoísta o como un grito en un cuarto lleno de goma espuma que jamás dejará salir una pizca del chillido, pero ¿por qué no permitir que escuelas como la de Comunicación Social, de la ULA tenga esa posibilidad de otorgar ese certificado?, o que certifique como locutor a aquellos quienes pasaron algún tipo de examen dentro de la cátedra de radio, o mucho mejor: que dejen de cobrar tanto.

Hay tantas opciones para poder darle cabida a quienes quieran hacer radio sin ser discriminados.

 
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