Las actuaciones requerían fingir acentos como el inglés y el francés, cosa que Luis Fernández pudo lograr y convencernos de que un dialogo se hizo en francés (o inglés) a pesar de que no sepamos nada de ese idioma.
Luis Fernández, Anabella Troconis y una niña que no sé como se llama.
Por otro lado (y aquí encuentro el primer problema técnico que hace muy grave entender los diálogos con acentos raros) la película tiene algunos problemas de sonido. Cosa que me resulta difícil de creer, ya que Stefano Gramitto (jefe de esta área) ha hecho trabajos muy buenos en otras oportunidades y ha contribuido en sacar a nuestra cinematografía del acartonado estereofónico, en el que casi no se escuchaba a los actores.
Cezary Jaworski dejó un buen trabajo. Colores nítidos y de una gama muy amplia. Uso adecuado de buena iluminación en casi todos los escenarios. En fin un trabajo a nivel fotográfico muy bueno, que fue el que originalmente me motivó tanto a ver la película.
Me pareció que la “escena a juro”, era aquella en la que se ve firmando el acta de la independencia a Luis Chataing, Tarek William Saab, Pedro León Zapata y Tulio Hernández. Digo “escena a juro” pues me pareció forzada. Pudieron haber sido actores de verdad que no causaran tanta distracción, pero Risquez lo quiso así para dar un ejemplo de tolerancia política para nuestra actualidad.
Con apoyo de empresas del estado y algunas privadas, Miranda de Diego Risquez se estrenó en 35 salas de cines en todo el país y he leído por ahí que superó en taquilla a Superman, dato que estoy corroborando aún, pero que de ser cierto creo que el cine venezolano va bien. Falta ver cómo les irá en los próximos meses a Elipsis y Cyrano Fernández.